31/7/08

Sobre las etiquetas...

Yo tengo varios blogs. Y siempre que empiezo uno (soy una gran empezadora de blogs) tengo problemitas con el tema de las etiquetas.
En este, por ejemplo, cada vez que escribo una entrada y quiero clasificarla en alguna categoría de las que inventé antes, me encuentro con el dilema de que no siento que sea tan representativa la etiqueta.
En las carpetas de mails me pasa lo mismo: pongo tres cosas y luego una que se llama "varios" y claro... dónde va a parar TODO???? a Varios, obviamente!

Acá tenemos "mujer ecléctica" que en realidad lo puse por que ecléctica es una palabra que me encanta, y poder poner algo mío como ecléctico me gusta mucho... pero... la ecléctica soy yo o es el tipo de entrada? Por qué no puedo decidirme tan fácilmente con nada?
Así que voy a poner cada vez una etiqueta nueva y veremos qué resulta. dale?

25/7/08

Gripe, Doña Flor y sus dos maridos, Erica Jong y el amante de Lady Chatterley y en definitiva, cómo hacer un título más largo que el propio post

Hace días que estoy engripada ("agripada" decía Anna que era una chica peruana que trabajó en casa) y con una tos insoportable, ya hoy llamé al médico, pero me dijo que tengo tos.
La cosa es que además de tomar Bisolvon, Gelsemiun, Ostrearum, caramelos de miel, tecitos Vick, y por último unos traguitos de caña Legui (que creo que afortunadamente me durmieron) y ahora Acemuk 600, estuve un par de días en la cama y me dediqué a releer Doña Flor y sus dos maridos.
Libro que el mérito mayor que tiene es que es bien gordo y dura un montón.

UNa vez alguien me dijo que Jorge Amado (léase YorshAmadu) escribe pornografía.
Yo creo que no es pa tanto, aunque es bastante calentón.
Pero lo que me dí cuenta es que me molestó un poco en esta leída, que él escribe las cosas que lo calientan a él (cosa que no es nada censurable) pero como si le calentaran a una Ella, es decir a Doña Flor...y qué onda?
Pensando esto me acordé de Erica Jong (mujeres, tienen que leer a Erica Jong, les prometo que serán felices y encontrarán una buena amiga) que en un momento cuenta de la desilusion que le agarró cuando se dio cuenta de que "el amante de Lady Chatterley" (creo) estaba escrita por un hombre! Es decir que ella había pasado gran parte de su adolescencia, intentando adaptar su calentura a una fantasía (conocen la fantasía de Lady Chaterley, no? es bastannnnnnnnte boluda) que ni siquiera era de otra mujer!
Y claro! ella, la feminista ella, levantando una bandera de calenturas ajenas...
Qué desilusión.

En fin, como en tantas otras cosas, las chicas nos perdemos de divertirnos un montón por tratar de adaptarnos a cosas que los varones piensan que nosotras pensamos...y nosotras aceptamos como si fueran nuestras para darles el gusto a ellos

20/7/08

Súper? mercado...

Yo vivo tranquila, pero cuando me cruzo con la realidad... muchas veces las situaciones más simples me superan, me desestabilizan.
Hay algunas situaciones que me disparan una veta filosófica-violenta-observadora de la realidad.
Una de ellas es la visita al supermercado.

La primer pregunta que me asalta en estos casos: por qué si hay preparadas 54 cajas para atender al público sólo hay cajeros en 4?
Si vas un sábado al "súper" en la "caja rápida" tenes una cola de una cuadra, que reíte de los jubilados esperando en la puerta de los bancos! Y encima la paranoia: si compré un pack de yogurísimo que vienen dos pegados, eso es un artículo o son dos? me haré toda esta fila para que luego la amable señorita me diga que me pasé de cantidad de artículos y no me puede cobrar?

Otra cosa que me cuesta entender es para qué se esmeran tanto en arreglar las punta de góndola que están cerca de las cajas.... no se dan cuenta de que NUNCA NADIE las podrá ver?
Por qué la gente se pone a hacer la fila y obstruye sistemáticamente el pasillo?
Es decir, el espacio que está entre la caja y la góndola, que suele ser bastante ancho, siempre está ocupado por gente que pega su carrito al de la persona de adelante y que además nos gruñe si por esas cosas de la vida necesitamos agarrar una mayonesa.
Por qué tengo que mandarle una carta documento que asegure que no le voy a robar el lugar en la fila al pelotudo este que no se entera de que NO PASO por esos centímetros libres?

Convengamos que estas cosas tienen una solución fácil: si tenes 54 cajas, habilitá las 54 cajas y nos ahorrás horas de vida desperdiciadas en pelearnos codo a codo con otra persona que tampoco tiene una vida para perder esperando.

Además, lo más perverso de todo: tenemos que esperar para que ellos nos cobren! Y a qué precios!

Yo siempre pensé que uno de los objetivos de ir al super mercado es que tengamos todo junto para comprar y rápidamente resolvamos el problema de la compra.
Ahora... si voy a lo de Don Diego y espero que me corte el fiambre, mientras charla con la vecina de la vuelta, lo envuelva y anote en un papelito los importes, luego los sume, me cobre y me de el vuelto... tardo menos? NO y definitivamente NO.
Hemos perdido el contacto con el almacenero, el verdulero, y el de la casa de pastas para ir a amontonarnos al súper a comprar cosas de dudosa procedencia, envueltas asquerosamente en ese film de mierda, con las toallitas higiénicas esas que le ponen a la carne (alguien vio algo más asqueroso que los "siempre libre" de la carne?), que no son nada tentadoras a la vista, ni al tacto, ni al gusto ni al oído, caminando miles de agotadores kilómetros, porque creemos que es más rápido!
Les tengo una triste noticia... o mejor dicho dos: ni es más rápido, ni es importante que lo sea.

Pero lo que más más más me llama la atención es la fiebre de posesión que nos agarra.

Hay un período "de estática" entre la elección de las cosas y que la cosa nos pertenece.
Es como un purgatorio del súper mercado. Como Poltergeist. Es ese momento de la fila...
Una vez que elegimos lo que nos vamos a llevar y nos paramos a esperar que estos hijos de puta nos cobren, por algún extraño motivo de la psicología profunda de las personas nos CREEMOS que esas cosas son nuestras.
Y entonces... no queremos que nadie las toque, o las mire, o se la lleve de nuestro carro, y mucho menos se nos ocurre que si no nos bancamos ese trato podríamos dejar el carro ahí (horror!), solito, ahí donde está y silbando bajito irnos a lo de Don Diego a pedirle que nos corte los 150 de cocido fresquitos, feta sobre feta ...

Y eso... TAMPOCO es verdad! No son nuestras esas cosas!
No nos hace falta cuidarlas de nada ni de nadie!
Y te digo más, si en ese momento nos ponemos a ver lo que tenemos en el carro nos daremos cuenta de que el 80% de las cosas que tenemos ahí no nos hacen falta.

No sé a ustedes, pero conmigo esto de no habilitar las 54 cajas no resulta.
No me pongo más consumista.

Más bien, todo lo contrario....

16/7/08

Célebre maestro...

"Nadie sabe lo que le depara el futuro,
y el pasado ya pasó....
Lo único importante es el ahora.
El hoy es un regalo,
por eso se llama presente."

14/7/08

Un cuento maravilloso

Así como está lo levanté del blog de Genista. (recomiendo a quien le gusta leer)
Muy acorde a mis sentires de estos días este señor que escribió hace siglos.

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No quiero más ser el que soy
[Cuento. Texto completo]

Giovanni Papini

Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
-Santa Teresa

Tan sólo hace diez horas que me he dado cuenta de mi horrible condición. Hasta entonces no sabía aún lo espantoso que puede ser el mundo. Desde hace unos años creía ser un graduado en terribilidad. Había experimentado, pensado, imaginado, soñado todo lo que hay, lo que habrá, lo que podría haber en él de más terrorífico, de más tormentoso, de más horripilante, de más monstruoso y desatinadamente angustioso. Conocía la ansiedad de las esperas nocturnas; las desesperaciones de los últimos besos, los temblores de las apariciones silenciosas, los delirios de las pesadillas, los estremecimientos de los relojes invisibles que marcan en las noches las horas eternas, los espasmos de suplicios imposibles, los gemidos exasperados de las almas sin asilo, la fiebre errante de los coloquios demoníacos. Pero no conocía todavía la más terrible cosa que puede existir en el mundo; no conocía el suplicio último, el suplicio supremo. Hace diez horas solamente que he tenido la revelación y ya me parece que muchas dinastías pasaron sobre la tierra y muchos solitarios dejaron el cielo.

Me esforzaré por conservar la calma. Trataré de ser claro. Elegiré la fórmula más neta, más simple, más natural: Me he dado cuenta de que no puedo no ser yo mismo. Me he dado cuenta de que no podré nunca -nunca, ¿comprenden?-, de que no podré nunca cesar de ser yo mismo. Quizás no me haya explicado bastante. Veamos: yo quisiera, pues, cambiar. Pero cambiar seriamente -¿comprenden?- cambiar completamente, enteramente, radicalmente. Ser otro, en síntesis. Ser otro que no tuviese ninguna relación conmigo, que no tuviera el mínimo punto de contacto, que ni siquiera me conociese, que nunca me hubiera conocido.

¡Los cambios y renovaciones insustanciales los conozco desde hace tanto! Se trata de plumerazos, de mudanzas, de encaladuras. Se cambia el papel de Francia pero la habitación es siempre la misma; se cambia el color del sobretodo pero el cuerpo que recubre es el mismo; se cambian de lugar los muebles, se cuelga con pequeños clavos un nuevo cuadro, se agrega un estante de libros, un sillón mas cómodo, una mesa más ancha, pero el cuarto es el mismo; siempre, siempre, inexorablemente, implacablemente el mismo. Tiene el mismo aspecto, la misma fisonomía, el mismo clima espiritual. Se muda la fachada y la casa, adentro, tiene las mismas escaleras y las mismas habitaciones; se. cambia la cubierta, se reemplaza el título, se modifican los adornos del frontispicio, los caracteres del texto, las iniciales de los capítulos, pero el libro cuenta siempre la misma historia -siempre, siempre, inexorable, implacablemente la misma, vieja, fastidiosa, lamentable historia.

Estoy cansado ya de esta clase de cambios y renovaciones. ¡Cuántas veces yo mismo he cepillado mi pobre alma! ¡Cuántas veces le he dado un nuevo barniz a mi cerebro! ¡Cuántas he vuelto a poner orden en la confusión de mi corazón! Me hice trajes nuevos, viajé por nuevos países, viví en ciudades nuevas, pero siempre sentí, en lo más profundo de mí mismo, algo que permanece, que siempre permanece, que soy yo, siempre yo mismo, que cambia de rostro, de voz, de andar, pero que permanece eternamente como un guardián incansable e inflexible. A su alrededor las cosas desaparecen pero él no guarda recuerdo de ellas; en torno suyo las cosas aparecen y él no retrocede... Ahora estoy cansado de vivir conmigo mismo, siempre. Hace veinticuatro años que vivo en compañía de mí mismo. Ya basta: estoy definitivamente hastiado. ¿Solamente hastiado? ¡Mucho más todavía! Digan más bien que estoy disgustado, repugnado, nauseado de este yo con el cual he vivido veinticuatro años seguidos.

Creo, finalmente, tener el derecho de dejarlo. Cuando una casa ya no nos gusta podemos mudarnos; cuando un instrumento no nos sirve más lo arrojamos al agua. ¿Y mi cuerpo no es acaso una casa, ya sea una cabaña o un templo? ¿Mi alma no es acaso un instrumento, ya sea una hoz o una lira?

Sin embargo, no puedo desalojarme de mi cuerpo ni puedo arrojar en un mar cualquiera mi alma. Cada vez que me aproximo a un espejo vuelvo a ver mi pálido y delgado rostro, con la boca semiabierta como sedienta de viento o hambrienta de presas, con los cabellos enmarañados y volubles como los de un salvaje, con los ojos color castaño crepuscular, en cuyo centro se abren las grandes pupilas negras como madrigueras de serpientes.

Y cada vez que paso revista a mi espíritu encuentro los queridos pero habituales conocidos: rostros que ríen burlonamente con desesperada ternura, rostros que lloran con algo de vergüenza, rostros misteriosos ocultos por mechones de cabellos muy negros, y a lo lejos ecos de estribillos rossinianos y de argucias de Diderot, de sinfonías beethovenianas y de versos de Lapo Gianni, de arias de Scarlatti y de apotegmas de Berkeley, cadencias de flautas que acompañan la danza de frívolas mujeres blancas, estruendos de órganos bajo grandes mosaicos de oro y violeta, y procesiones de patricios con vestiduras moradas a través de grandes salas, vacías y poco iluminadas.

Y muchas otras cosas encuentro y vuelvo a hallar en el alma que me fue tan querida, y que nutría con tanta abundancia y adornaba con tanto fasto. Pero es siempre mi alma: algo de lo que fue habita todavía en ella y nadie podrá afirmar que no haya estado allí nunca.

¿Quién me enseñará, pues, entre estos hombres amantes de los hogares y de las flores secas, a liberarme de mi cuerpo y de mi alma? ¿Quién podrá hacer de modo que yo no sea más yo, que me trasmute en otro, que ni siquiera pueda recordar al que soy ahora? ¿Quién puede, hombre o demonio, darme lo que pido con toda la desesperación de mi alma furiosa contra sí misma? Un viejo demonio, hace poco, me sugirió brincando un viejo método: matarme. Pero no tengo ninguna fe en ese demonio. Lo conozco desde hace poco y tengo motivo para creer que está de acuerdo con sepultureros y grabadores con epitafios, ya que lo he visto muchas veces merodear en torno de los cementerios. Y por otra parte, ¿de qué serviría? No tengo ninguna gana de aniquilarme, de cesar de vivir. Yo quiero ser, pero ser otra cosa; quiero vivir todavía, pero vivir otra vida. No tengo ninguna simpatía por el suicidio. Nunca quise demasiado a ese pobre diablo de Werther, que se mató por no haber encontrado una segunda muñeca rubia, y de ningún modo estimo a sus imitadores, que en general son todavía más deprimentes que aquel desgraciado sentimental de provincia alemana. Las pistolas, con sus caños relucientes que se adelantan estúpidamente en el aire, me parecen inútiles como instrumentos de laboratorio: el veneno me aburre, incluso en las novelas inglesas de intriga italiana, y en cuanto a la horca, la creo apenas digna del más harapiento de mis enemigos.

No tengo, pues, ninguna gana de no ser, pero sí una desesperada y prepotente voluntad de ser de otro modo, de ser otro. Y tengo también un desesperado deseo de no ser lo que soy, porque soy de tal manera que quiero lo que no podré tener nunca. Yo quiero no ser yo, porque sé que no podré nunca no ser yo.

He aquí que he llegado al absurdo. He aquí que he llegado al momento en que ninguno puede saber lo que yo digo y lo que quiero. Ninguno sabrá jamás lo que está en mí en estos terribles momentos. Ninguno, justamente ninguno: ni siquiera el más fino, el más psicólogo, el más stendhaliano de mis demonios familiares.

Él está aquí, a mi lado. Su cara está más roja, más hinchada que de costumbre y bajo su gorro de piel de lobo sus ojos entrecerrados y astutísimos me miran con una calma embarazosa. Ha visto lo que escribo y ha sonreído muchas veces con satisfacción indescriptible. Y ahora, en este momento, me dice con voz sarcásticamente acariciante: “Acuérdate, amigo, de aquel médico que buscaba a la mula mientras la cabalgaba. Esta noche te pareces a él. Anhelas ser otro. Pero quien tiene un deseo que nadie ha tenido, se encuentra ya, frente a los demás hombres, en el mejor camino para no ser lo que es. Y tú estás en este caso, miedoso y excelente amigo. Te hallas en el umbral de tu alma y quizás ¿-quién lo sabe?—, quizás salgas de ella si no tienes demasiado temor de la oscuridad que hay afuera.”

Y una vez pronunciadas estas palabras se fue a paso rápido, dejando en mi cuarto como un vago olor a incienso.

FIN

Ese profesor es un bocasucia...

Yo-mujer tengo una hija adorable.
Realmente la quiero mucho y es una de las personas más lúcidas que conozco.

Resulta que hoy fui a trabajar y cuando llegué a casa me encontré con este mensaje en la mesa de luz:
Y me pregunto... a qué extremos puede un grupo de niños llevar a un maestro para que poseído por la ira o algún oscuro sentimiento mucho peor aún se haya puesto a gritar como un enajenado en el medio del patio "CONCHAAAA"?????
Será que quiso decir "de la lora" y se dio cuenta casi demasiado pronto?
Será agún conjuro alemán que desconocemos?
Acá en Argentina, concha y vagina son la misma cosa.... y más si uno lo dice sacado y a los gritos a un grupo de niños de 8 años...

Sinceramente, no se qué pensar.

6/7/08

Google se parece cada vez mas a mi ferretero!!!!

(pensamiento compartido con Marido, es tarde, hay estimulantes de por medio... comprendan... o no)

Estoy buscando imágenes para este blog tan bonito que estoy armando.
Y me acuerdo de kundervaser. De cuando mi hermana me volvió loca con el sanitario en medio del living de kundervaser....
Entonces se me ocurre buscar una "mujer kundervaser" (véanlas, las encontré y están acá al costadito)... pero ... cómo se escribía KUN DER VA SER????
Tengo memoria fotográfica y por eso me acuerdo de la tapa del libro de mi hermana, y sé que empieza con H.
Escribo Hunderwaser (tambien tengo hermana con apellido con W que se dice V)
Y mi amigo google me dice "quizás quiso decir Hundertwasser" y me muestra todos los dibujos que yo quería ver!!!
Y ahí Marido me dice : está cada vez más comprensivo... y que cada vez se acerca más a lo que uno quería encontrar...
Como esas viejitas de los negocios - agrega- que le decís yo quiero un cosito...

Claro! -digo yo- como un ferretero.
Que uno va con un fierrito todo retorcido y le dice quiero uno de estos , y el tipo lo mira, lo sopla (fíjense, siempre lo soplan) y le pasa la manito por encima. Y vuelve con un fierrito igual!!!!! pero el nuevo brilla, y no te dan ganas de soplarlo...

Ahora, yo me pregunto.... no será que uno sabe cada vez mejor lo que busca?
(sí, hoy estoy en uno de mis ataques de asqueroso optimismo)

Ahora los dejo, tengo que buscar a Woodsworth (creo)... que de él estoy segura que no hay mujeres, pero lo que hace es tan maravilloso....

Sawyer me puso un nickname!!!!

Mi amiga Myru es un personaje, y eso ya lo sabemos...
Ahora puso en su blog unas imágenes de la cuarta temporada de Lost, que por suerte ví sin sonido, porque voy recién por el séptimo capítulo y le tengo prohibido que me cuente lo que va a pasar...
La cosa es que hay una pagina, en la que podes poner unos datos y Sawyer te da un nickname.
Muy gracioso, ahí va el mío.

2/7/08

Las 5 y 20

No se si a todo el mundo le pasa...
Yo a veces me despierto con una sensación de que "algo " se resolvió.
Es como una certeza total y absoluta de que algo que me preocupaba o me tenía mal, de alguna manera encajó, juntó todas sus partes y ya está resuelto adentro.

Con los años descubrí dos cosas: la primera es que si hago un esfuerzo grande (jamás recuerdo los sueños, salvo los muy terribles) puedo pasarlo a la conciencia, con palabras, en forma de pensamiento digamos... traducirlo de sensación a pensamiento y recordarlo.
La segunda cosa que descubrí es que eso sucede siempre a las 5 y 20 de la mañana.
Irremediablemente me despierto a las 5 y 20 con esa certeza.

Cuando estuve en viaje por latinoamérica, me pasaba a las 6 y 20... supongo, porque no recuerdo, que los husos horarios habrán hecho de las suyas.

Qué conjuro de ángeles o demonios sucederá a las 5 y 20?
Qué partes de yo y mí (gracias Andre) se sienten liberadas en ese preciso momento para darme el mensaje?

No tengo a mano ahora el texto de Clarisa Pinkola sobre los sueños, una lástima.

A alguien le pasa?

1,2,3 probando